Co-fundador de "El Boocklub"

Lydia es, en muchos sentidos, el alma inesperada detrás de la creación de El Boocklub. Aunque no era una gran lectora, su deseo de sumergirse en más libros la llevó a proponer la idea, convirtiéndose así en la catalizadora de este espacio literario. Conocida como la reina del relativismo, Lydia tiene una visión única de las cosas: para ella, todo depende, las interpretaciones son flexibles y las discusiones literarias suelen tomar giros inesperados cuando ella interviene. Vive en su propio mundo, donde las palabras, las normas y hasta las tramas de los libros se adaptan a su peculiar lógica.

Fuera de las páginas, Lydia lucha valientemente contra su cleptomanía (aunque nadie está muy seguro de si lo hace con éxito), se aventura en la cocina con recetas que solo ella considera obras maestras culinarias y mantiene un estilo de vida fitness que a veces choca con su amor por los postres experimentales. Su gran pasión es viajar, preferiblemente a lugares donde no haya bebés, ya que, aunque adora a su pequeño sobrino, la forma en que lo carga delata su incomodidad con los niños.

A pesar de sus peculiaridades—o quizás gracias a ellas—, Lydia le da a El Boocklub ese toque de caos creativo que lo hace único. Sin ella, el club no existiría… y las reuniones serían mucho menos entretenidas.

Co-fundador de "El Boocklub"

Ék es la paradoja perfecta: un intelectual de mirada profunda y brazos hercúleos. Devorador incansable de literatura existencialista rusa, puede debatir durante horas sobre Dostoievski mientras levanta el doble de su peso en el gimnasio. Aunque su formación en Administración y Dirección de Empresas lo encaminaría hacia el mundo corporativo, su verdadera vocación es más épica: actualmente se prepara como opositor para Inspector de Hacienda, con el firme propósito de combatir el crimen fiscal en España. Muchos sospechan que, bajo su traje formal, late el corazón de un superhéroe en potencia.

A pesar de su disciplina espartana, tiene un punto débil: los donuts. Su amor por ellos es tan intenso que una vez viajó de Tenerife a Gran Canaria solo para asistir a una fiesta donde prometían los mejores. Hombre de principios inquebrantables, Ék sostiene convicciones éticas y morales con la misma firmeza con la que carga una barra olímpica.

El mayor enigma de todos (incluso para él) es su relación con Lydia, la reina del relativismo. Nadie entiende cómo funcionan, pero ahí están: ella, desafiando lógicas; él, buscando orden en el caos. Juntos, son el equilibrio improbable que El Boocklub nunca supo que necesitaba.

Co-fundador de "El Boocklub"

Alejo es un digital marketing guru colombiano afincado en Barcelona que, a pesar de los años, se niega rotundamente a perder su acento natal... aunque ocasionalmente se le cuelan modismos godos que crean confusión lingüística. Aunque no era el lector más voraz antes de unirse al club, se ha convertido en uno de sus mayores beneficiarios, expandiendo sus horizontes literarios (y sus hot takes en los debates).

Irónicamente, a pesar de su expertise en marketing digital, aún no ha logrado monetizar El Boocklub—un misterio que atribuye a "falta de brand alignment" o simplemente a pereza estratégica. Fuera de las páginas, su vida es un hyperpop moodboard: escucha a Charli XCX en loop, domina el box con sus shorts imposiblemente cortos y su bigote siempre on fleek.

En las reuniones, su participación es breve pero memorable, mezclando español e inglés con un swagger que solo un brat de la generación post-millennial entendería. Su dinámica con Lydia es iconic: donde ella tergiversa, él gaslightea; donde ella duda, él gatekeepea. Juntos, son el chaotic duo que mantiene el club en ese precario equilibrio entre el drama y la deep analysis.

El Boocklub sin Alejo sería como un track de Charli XCX sin autotune: técnicamente funcional, pero sin ese glitch que lo hace especial.

Co-fundador de "El Boocklub"

Jorge es el miembro que transformó el pasajero comentario navideño de Lydia ("quiero leer más") en un proyecto literario estructurado y vibrante. Con un espíritu organizativo implacable, es quien vela por el cumplimiento de las normas, garantizando que cada reunión, debate y votación se desarrolle con orden y propósito. Su mentalidad metódica y su apego a los procedimientos lo alinean naturalmente con Ék, formando un frente de coherencia frente al caos creativo de Lydia y Alejo.

Aunque a veces percibido como el más estricto del grupo, su pasión por la literatura y su instinto para seleccionar lecturas son innegables. La prueba definitiva fue Mararía, la obra maestra canaria que impuso contra el escepticismo general y que terminó siendo un éxito unánime, consolidando su reputación como el tastemaker del club.

Pero Jorge no es solo estructura y seriedad: es un apasionado de las artes visuales contemporáneas, capaz de debatir durante horas sobre instalaciones conceptuales o el último trend en museografía, y al mismo tiempo, un devoto del reggaetón, género que defiende con argumentos tan fervorosos como los que emplea para justificar sus elecciones literarias. Esta dualidad —entre lo académico y lo urbano, entre la alta cultura y el perreo intenso— lo convierte en una figura fascinante y llena de matices.

Intenso, riguroso y motivador, Jorge es la fuerza que mantiene El Boocklub en marcha. Su mayor contradicción es también su mayor virtud: es tan pesado como apasionado, y eso, al final, es lo que lo hace indispensable.